Primero, todo yogur empieza igual: a la leche pasteurizada se la agrega el cultivo, tal como S. thermophiles o L. Bulgaricus, y se pone a fermentar.
El yogur griego se caracteriza por su consistencia densa y cremosa y para lograr esta consistencia, a los productos comerciales se les agrega varios tipos de ingredientes, como el almidón y la gelatina (un ingrediente “oculto” que genera un producto no apto para el consumidor vegetariano), entre otros aditivos artificiales.
A diferencia al comercial que se elabora con leche de vaca, el yogur griego artesanal se elabora exclusivamente con leche de cabra, lo cual aporta un gusto agradablemente ácido y tiene muchos beneficios para la salud. Para lograr la deseada consistencia espesa, al producto nunca se le agrega un espesante, más bien el yogur recién cuajado se somete a un largo periodo de escurrido durante el cuál derrama agua, lactosa y sal, terminando en un producto naturalmente cremoso y concentrado.
En contraste con la mayoría de los productos industrializados, el verdadero yogur griego artesanal contiene entre el doble y el triple de proteína, con menos lactosa, menos sodio, y menos carbohidratos.
Viéndolo de otra manera, el yogur comercial rinde un litro por cada litro de leche, mientras que para hacer la misma cantidad de yogur griego artesanal se requieren 4 litros de leche. ¡Es un alimento súper concentrado!
Por su salud, busque un yogur griego artesanal de leche de cabra. Es importante que solamente contenga dos ingredientes: leche y cultivo, para mayor beneficios y para evitar aditivos no deseados.
