
El queso artesanal de leche cruda y natural, como son todos los quesos de Monte Azul, aportan más profundidad de sabor y hasta son más facilmente digeribles, ya que conservan todas la enzimas beneficiosas las cuales son totalmente eliminadas en el proceso de pasteurización.
Después de haber abierto el original empaque al vacío, para conservar estos productos solamente hay que recordar que existen dos mayores elementos que pueden perjudicar la calidad del queso: la foto-oxidación o sea, la luz y el aire, y los sistemas de refrigeración causan que el queso se reseque.
La mejor manera de conservar un queso es al vacío y en un contenedor opaco. Para un consumidor, lo más práctico sería un tipo de contenedor tipo Tupperware, y ojala con una servilleta húmeda, ya que el queso se conserva mejor en ambientes con más de 80% de humedad.
Este tipo de empaque además protege el queso de la contaminación de sabores por parte de las comidas encontradas en el refrigerador, y en el caso de los quesos azules, esto ayudará a que el moho (Penicillium Roqueforti y Penicillium Glaucum), considerando que está vivo, se establezca en otros alimentos.
Los quesos de corteza hongosa (tipo Brie, por ejemplo) necesitan respirar y es preferible conservar estos productos en el papel de envoltura original, y con una servilleta de papel húmeda.
¿Qué pasa si sale un hongo en un queso que no es de corteza hongosa? Simplemente recorte esta parte de la superficie del queso y disfrute el resto del producto sin ninguna preocupación.
Recuerde, ¡los quesos siempre saben mejor a temperatura de ambiente!