

Video del año 2015

Historia
Cuando el Hotel Monte Azul y Café Blue abren sus puertas en el 2009, Carlos Rojas Jara trae un concepto innovador para esos tiempos en la industria hotelera y culinaria de Costa Rica: elaborar un menú variado basado en los mejores ingredientes frescos y disponibles en la zona y por época.
Con un enfoque en la gastronomía tradicional y saludable, introduce además elementos de su formación en California, que incluye sabores asíaticos, mexicanos y europeos. Carlos capacita personalmente a los cocineros, jóvenes de la zona, varios de quienes ahora operan sus propios restaurantes. Randall se encarga de los panes y la repostería, los cuales cambian a diario. Los menús son diferentes cada día, con una carta que le permitía un huésped de 15 días nunca repetir el menú, al menos que este solicitase un platillo en especial (esto solía pasar a menudo) para repetir durante su estadía.
Innovación
Con apenas 4 Casitas Monte Azul captura la atención internacional por su concepto original que ofrece una experiencia que combina la naturaleza, arte, diseño y gastronomía. Ese mismo año Monte Azul is reconocido por Condé Nast Traveler entre los mejores hoteles nuevos a nivel mundial.
Como parte de la oferta de alta calidad y naturales desarrollamos productos propios como el yogur griego, que aunque ahora es dificil creer, en Costa Rica no se conocía en esos tiempos. Además, se introduce una bandeja de quesos hechos aquí mismo, como necesidad considerando que en esos tiempos no era posible conseguir proveedores locales. Los productos cobran reconocimiento y con el tiempo, la demanda crece y exige la capacidad de las instalaciones.
Oportunidad
En el 2016 se toma la decisión estratégica de cerrar las puertas de este sitio mágico para dedicarnos al arte de producir los mejores quesos artesanales a base de métodos en la gran tradición francesa, con Randall L Langendorfer como Maestro Quesero. Randall desarrolla una variedad de más de 30 productos, muchos de ellos son recetas de autor.
Monte Azul actualmente ofrece al público los mejores productos auténticos y puros, para una clientela muy exigente que valora la calidad. Además, las casitas que llegaron a encantar a tantas visitas desde todas partes del mundo, operan ahora como Casitas del Chirripó, un concepto que combina la naturaleza y el arte, aprovechando la belleza de este entorno en las faldas del Cerro Chirripó.